jueves, 26 de agosto de 2010

Petiso

Te vi nacer.
Ese día la lágrima se guardo.
Poco tiempo.
Te aferrabas a nuestros dedos
con fuerza, mucha fuerza.
Hablabas con gestos,
hoy lo decis con palabras.
Eras tan chico,
desprotegido de
las maldades del mundo
y hoy tan grande y elocuente.

Verte crecer es lo que más emociona.
Sin tener un lugar tan privilegiado,
acompaño por instantes fuertes.
Si supieras lo feliz que hiciste
a una famlia entera
con tu llegada.
Comenzás a entender cosas.
Que lindo será contarte
todo lo que vos no recordás.
Cada palabra,
cada sonrisa,
cada llanto.
Cambiaste su vida.
La nuestra.
Ellos te gratificaron
con una compañera de vida.
Un regalo de amor
y alegría.
Ahora es tu turno
de mimarla, quererla
y cuidarla.
Tus ojos cada día hablan más
y los míos se inundan de agua
con cada mirada tuya.
Si alguna vez me encontré
con vos con soledad y
tristeza a cuestas,
me lo quitaste con tu sonrisa.
Me contagias.
Fuente poderosa de vida.
Irradias lo que das
y das lo que sos.
Te diré algún día
todo pero ahora
es mejor disfrutarte
y disfrutar.
La alegría de tenerte
y la simpleza de verte.

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