martes, 31 de marzo de 2015

Chocogüon, la tierra andina experimental

Dejarme llevar por las melodías, flotar en el aire descubriendo el arte de crear, disfrutar de cada acorde, pausa, respiración, sonido extraño o conocido. Así, vuelvo una vez más a escribir, tratando de plasmar los pensamientos, sentires en palabras, otra vez, nuevamente acá, letras, experiencias y yo. Buscando serenidad en la ciudad  llegué a la dupla mendocina Chocogüon, no recuerdo si por recomendación de Lisandro Aristimuño en sus redes sociales mientras producía y grababa con ellos este disco homónimo o simplemente por el azar de la vida.

La “Ansiedad” se torna calma en ese primer track, una voz prolija y pegada a cada acorde, mezclada con unos breves sonidos aristimuñescos. “Hoy no me quiero morir entonces. ¿Cómo puedo hacer entonces?”, entona Javier pulpo Montalto con calma pero pidiendo ayuda sincera pero sin desesperación.




La percusión toma protagonismo en “Neurosis”, una canción donde la imaginación se lo lleva a uno al mar, con las olas pegando contra la proa de un barco o en un campo donde solo escucha el viento correr al atardecer. “Mi realidad es ajena a tus ojos”, reza al son de la melodía, pegado, en “No me digas nada” y continua expresando su necesidad de soledad en ese momento, de pensamiento solitario. 

Un comienzo sin música, casi emplazando un manifiesto, así comienza “Corazón”, cuando de inmediato se suma una guitarra cálida, armoniosa con fuerza pero simple ante todo. “Caída” marca un momento distinto, diferente, con mucha energía y por momentos muy similar a lo que se escucha en el último disco de Hoppo!, proyecto alternativo de Ruben Albarran de Café Tacvba. Las voces y los coros haciendo juegos se destacan generando un clima único, sumado a una guitarra mucho más rockera que las anteriores. 

El piano aparece en “Miedo” a la par de una letra donde la tensión se mezcla con el amor, el desamor, la esperanza y el creer que se puede seguir adelante, una letra que entremezcla sentimientos, realzados por el piano. “Sordo” otro tema donde la percusión, ese bombo legüero y el charango son líderes, tornándola por instantes en una chacarera renovada y con su impronta.  
Una voz particular que genera calma, incertidumbre, adrenalina, movimiento, sensación de paz por sobre todo. A lo largo de “Insomnio” los sonidos experimentales y la mezcla de instrumentos producen un clima perfecto.

Se va terminando el viaje desplegado desde las tierras mendocinas pero con aires de todo el país pero antes aparece, a mi entender, una de sus creaciones más mágicas como es “Contra el viento”. Con un rasguido de guitarra, una voz lenta, un bombo acompañando por las sutiles trompetas. Llegando al final, explota con la percusión, coros y mucha expresión de fortaleza. 

“Bajo el sol” se sitúa como la anteúltima canción donde una genialidad de coros y las guitarras son los principales estandartes así como también voces raras, otro producto de Aristmuño. “Es que a veces espero tu amor, extrañándolo”. El capítulo final, la última melodía, los últimos versos de este precioso y preciso disco llegan con “Otra vez” donde la escena andina toma partido al inicio sin disimularlo. “Dormiré para empezar otra vez…”, destaca. 

Un trabajo discográfico realmente puesto en potencia todo la calidad artística de la dupla Montalto – Moyano, seguramente explotada al máximo por Lisandro Aristimuño pero sin llevarlo a ser un producto suyo, se nota su mano pero también el haber logrado exprimir a los mendocinos. Rol acertado de un productor prolijo y que ya co-produjo a Liliana Herrero y ahora a Fabiana Cantilo. Chocogüon, una banda que sin duda dará que hablar. 

Se puede escuchar y descargar en su Bandcamp 

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